La Semana Santa es una conmemoración
cristiana que celebra la Pasión, Muerte y
Resurrección de Jesús de Nazaret. En este sentido, es un período de intensa actividad litúrgica dentro
de las diversas confesiones cristianas.
Este
periodo coincide con la
primavera, el momento del año cuando el sol da toda su energía para que toda la
naturaleza salga de su letargo o muerte aparente y resucite con todo su
esplendor. Es de la misma forma como Cristo
se sacrifica y resucita, para con ello convertirse en una fuerza universal
inextinguible que seguirá animando a todo el universo.
La Semana
Santa comienza con el Domingo
de Ramos y finaliza con el Domingo de Resurrección, aunque su celebración suele iniciarse en varios
lugares el viernes anterior (Viernes de Dolores) y se considera parte de la misma el Domingo de Resurrección.
Durante el
Viernes de Dolores se realiza la veneración a la Virgen de los Dolores y se
conmemoran los 7 dolores que vivió la Virgen María durante la pasión y muerte
de su hijo Jesucristo.
El centro
de la tradición son los altares, cuyos elementos son representativos del
sufrimiento de María al saber que su hijo había sido condenado a muerte,
algunos de ellos son los manteles y flores blancas que simbolizan la pureza de
la Virgen; naranjas amargas que evocan a la aflicción, pero que se pintan de
dorado para recordar la alegría de la resurrección de Jesucristo; banderitas,
manteles y flores moradas como símbolo de penitencia y preparación; flores de
manzanilla cuyos colores son emblema de la humildad de María; cirios pascuales y
trigo en representación de Cristo como luz y pan de vida; veladoras por la luz
de la Virgen, y semillas de chía, agua de sabores o nieve, que simbolizan sus
lágrimas de dolor. La figura principal es la Virgen de los Dolores que se sitúa
debajo de un crucifijo.
*Foto: Autor del altar Humberto Spíndola