jueves, 19 de mayo de 2016

Los aceites aromáticos




Los aceites aromáticos, también conocidos como aceites perfumados o fragancias, son compuestos oleosos diseñados y elaborados sinteticamente para reproducir el aroma de un producto natural o para producir perfumes y aromas que permitan generar cierta sensación. Pueden contener aceites esenciales. Su gama de aromas es enorme y son fácil y económicamente asequibles.

En contraste, cuando hablamos de aceites esenciales puros, estos se tratan de sustancias que se encuentran en diferentes partes de muchas plantas, por ejemplo, en flores, frutos, hojas, tallos, corteza de árboles, maderas o resinas. La obtención de los aceites esenciales es normalmente por medio de un complicado y caro proceso de destilación o extracción. Cada aceite esencial está compuesto por entre 50 y 500 químicos naturales diferentes, los cuales tienen tanto efectos positivos como negativos. Por ejemplo, el aceite esencial de canela es muy conocido por sus propiedades antisepticas y astringentes, sin embargo, es altamente irritante para la piel, por lo que su empleo debe hacerse con cuidado.

Los aceites aromáticos son utilizados principalmente en la manufactura de perfumes, cosméticos y saborizantes. También son empleados en la elaboración de jabones y velas para realzar el aroma del producto.

Los aceites aromáticos para tener contacto con la piel son elaborados con sustancias que son amigables para la piel y permiten untarlos sin causar irritación, es por ello que estos se emplean para masajes de relajación y desestresantes.

Cuando se habla de aceites aromáticos para velas, tenemos, en general, dos opciones:
Velas para masajes: Puesto que la cera derretida se utiliza como aceite para masajear, el aroma que se utiliza debe ser apto para tener contacto con la piel.


Velas aromáticas: El objetivo de estas velas es perfumar el ambiente, por lo que se utilizan aceites aromáticos que se elaboran con distintos tipos de sustancias que favorecen la propagación del aroma mientras la vela está encendida. Este mismo tipo de aceites perfumados puede emplearse en los difusores de aroma, que emplean un velita de té (tealight) para calentar la fragancia.

Los aromas nos llenan de sensaciones que podemos aprovechar, así que sea cual sea el medio, podemos hacer lo mejor para lograrlo.
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martes, 8 de septiembre de 2015

La Luz y la Felicidad

La luz y la felicidad



Son muchos quienes han remarcado la felicidad como el fin último, el objetivo, del ser humano. 

Para algunos filósofos, la felicidad es la que genera la realización de nuestra humanidad individual, sin embargo, la felicidad es un concepto cuya definición es algo más compleja que un estado ausente de dificultades y lleno de risas en cada instante. 

Tal como nuestra vida, la felicidad implica un reconocimiento de las situaciones y los retos que nos hacen crecer, que nos hacen enfrentar nuestros miedos, superar las adversidades y sentir gratitud por lo que tenemos; es un estado integral en nuestra trinidad mente-cuerpo-espíritu.


Es aquí donde la luz toma un simbolismo especial, pues nos ha ayudado a tener una representación sensorialmente perceptible de una realidad, en virtud de los rasgos que asociamos con ella.


Alegóricamente, la luz se entiende generalmente como ese estado virtuoso anhelado; es la que representa la comunión con el universo entero. Esto es también porque la luz la identificamos como guía que nos muestra el camino a seguir; como conocimiento que nos ayuda a comprender; como candor que nos revela la sinceridad, sencillez, ingenuidad y pureza del ánimo. En fin, cualidades que atribuimos a un estado de bienestar.


Así observamos la relación entre la felicidad y la luz, como se mencionó antes, la felicidad es un estado donde convive la dificultad y la plenitud, del mismo modo como la luz convive con la oscuridad pues sin ella carecería de sentido. 

De tal forma es que nosotros como seres humanos buscamos virtuosamente ser luz: siendo guía, consejo y proporcionando candor a los demás.


Esta decisión la trabajamos día a día y en nuestro mundo físico nos apoyamos de elementos y rituales que nos hacen recordarlo. Ya sea la meditación, la oración, el fuego, las velas, el sol, las flores o los símbolos que empleemos, todos son medios para conseguirlo.

Sé feliz y reconoce tu rededor. 


jueves, 2 de abril de 2015

Reflexiones de Semana Santa

Reflexiones de Semana Santa

Un aspecto fundamental durante la Semana Santa es la oportunidad de reflexionar sobre lo que es realmente importante; se trata de un momento de meditación propia donde hallemos la luz que encamina nuestros pasos en este tiempo y espacio.

Es el momento en el que al igual que la tierra, nos renovamos y florecemos radiantes, teniendo como resultado nuestro espíritu transformado.

Esta es una de las tantas cosas que nos enseñó Jesucristo durante su estancia física en la Tierra y que celebramos durante los días de la Semana Santa. Observamos sus acciones y su amor a través de la transformación de nuestro espíritu, visto en el sentido de que nuestra alma puede resucitar y trascender las tinieblas por medio de nuestras acciones.

Cuando meditamos sobre este aspecto: la trascendencia de nuestro ser y de nuestra alma radiante, podemos entender que la verdadera grandeza es medida por nuestra capacidad de servicio hacia el resto del universo. Es una entrega desinteresada y amorosa, que no descuida ni el bien propio ni el del resto.

Ser fieles a la verdad y al bien son principios que recapacitamos en estos tiempos. El perdón y la reconciliación por medio de la entrega y el amor son posibles y es en los momentos de oscuridad -cuando las tinieblas nos hacen dudar- que la luz de nuestra fe y nuestra esperanza nos permitirán hallar soluciones a las situaciones que atravesamos, para que después de nuestro trabajo personal, podamos resucitar y transformar nuestro ser, para vivir plenamente.

Que la dicha del amor y la comprensión permitan una mejor convivencia.

Felices Pascuas




viernes, 11 de julio de 2014

¿Por qué mi vela echa humo y cómo lo evito?

¿Por qué mi vela echa humo y cómo lo evito?

Esta pregunta es muy común y es importante saber que en la gran mayoría de las veces, se debe a un tema físico-químico más que a la fabricación de las velas.

El fuego, como el de la llama de la vela, es un proceso de combustión y como todo proceso de combustión, el resultado de éste es la generación de energía, en nuestro caso en forma de luz y calor, junto con la generación de dióxido de carbono. Este proceso se ve influenciado por factores externos y ajenos a la vela, tales como la altitud del lugar en donde vives; la cantidad de oxígeno y las corrientes de aire. Todo esto afecta la forma en que la vela se consume, creando varias veces una flama grande que genera humo y hollín.

Este hollín es el resultado de un proceso de combustión ineficiente, en el que la cera no se quema a un ritmo adecuado junto con el pabilo, y por ende, el pabilo se carboniza y arroja ese hollín que vemos como humo negro. 

 
Sin embargo, la solución es muy sencilla y te servirá para cualquier tipo de vela, en especial las velas grandes cuyos pabilos tienden a ser también mayores. Sigue estos consejos:

1. Enciende tu vela en lugares con suficiente espacio y que no estén encerrados. 

2. Evita que corrientes de aire fluyan hacia la vela, sabrás que esto pasa si la flama "baila". 

3. Si vas a tener encendida una vela por un largo periodo, vigila que el largo de la flama no sea muy grande. Si la flama crece mucho, con cuidado y unas tijeras, recorta un poco el pabilo. No te preocupes si el trozo que recortas cae dentro de la cera fundida, usa la misma punta de las tijeras para apartarlo y retirarlo. 

Ahora sí, la flama de tu vela será nuevamente la adecuada y lo sabrás con sólo verla, pues notarás que se encuentra nuevamente en paz, tranquila, estática y serena. 

Hacer esto te ayudara a utilizar mejor tus velas y a que el hollín y humo que se podría generar, no ensucie tus muebles. 

Sigue disfrutando de tus velas.

lunes, 3 de febrero de 2014

Fiesta de la Candelaria

Fiesta de la Candelaria

La Candelaria es una fiesta que se celebra el día 2 de febrero, es decir, 40 días después de la Navidad. Es el día que señalaba la ley judía para la purificación y la presentación de los niños al Templo de Jerusalén.

Esta celebración de la presentación de Jesús al Templo fue inicialmente festejada e Oriente y después instaurada en Roma a finales del siglo VII por el Papa Sergio I, quien para conmemorar la ida al Templo de la Virgen María y su hijo, organizó una procesión del Foro a la Basílica de Santa María La Mayor. Fue en este marco procesional que muchas velas fueron encendidas.

La Candelaria proviene de la expresión festa candelarum: la fiesta de las candelas. El latín candela designa una vela.

Durante la fiesta de la Candelaria se lleva a cabo la bendición de las velas o cirios, símbolo de Jesucristo, la Luz del mundo presentada por su Madre en el Templo y quien viene a iluminar a todos como lo hacen las velas


En varias regiones de México se acostumbra vestir al niño Dios y llevarlo a oír misa, después de lo cual, es colocado en un nicho donde permanecerá el resto del año.



También en México es tradicional que quien obtuvo al Niño de la rosca de reyes, haga una fiesta basada en tamales y atole, ambos productos de maíz.

Esta tradición tiene raíces prehispánicas; cuando los habitantes hacían bendecir las mazorcas para sembrar sus granos en el ciclo agrícola que iniciaría. El 2 de febrero también coincide con el día cuando se celebraba a algunos dioses tlaloques, Este sincretismo cultural y religioso ha otorgado una manera de vivir muy especial.